Empresas y empresas

Empresas y empresas

 

Son frecuentes las confrontaciones entre los conceptos de empresa pública o privada, o empresa familiar vs sociedad anónima, o gran empresa vs PIME, etc. En cambio, nadie parece haber reparado en una importante división: la de las empresas que compiten seduciendo clientes con sus productos vs las empresas que lo hacen en los despachos de políticos y administraciones forzando cambios normativos o legislativos. Es un hecho curioso puesto que tenemos un magnifico retrato de estas segundas en una antigua película llamada “la escopeta nacional”.

 

Este tipo de empresas, que denominaremos parasitarias, generan su negocio a base de convencer a altos cargos que ganarán más votos modificando normas que pueden venderse como mejoras en la seguridad, o la ecología y el medio ambiente u otros “valores” que nuestra sociedad (léase políticos y medios de comunicación) considera prioritarios.

 

Nadie niega que la ITV sea un componente muy importante de la seguridad vial. Está claro que es necesario obligar a los propietarios de vehículos que aseguren un adecuado mantenimiento de sus coches, camiones, autobuses, etc. Lo que resulta curioso es que, tras implantar esta medida, periódicamente se reduzcan los plazos e intervalos en que deben pasarse estas revisiones sin que se nos ofrezca ninguna base técnica o estadística de siniestralidad que justifique este aumento del número de inspecciones. Pero en cambio, sí que está claro que reducir el número de años para la primera inspección, y la periodicidad posterior de las mismas, sí que aumenta automáticamente la cifra de negocio de las concesionarias que pasan la ITV. Es el ideal de cualquier empresario: aumento de cifra de negocio y beneficios sin ningún esfuerzo ni mejora de productos o servicios, todo con una visita al ministro o consejero de turno para convencerlo que será visto como el político más concienciado de la historia por la seguridad de sus conciudadanos.

 

Hemos denominado parasitarias a estas empresas porque se lucran de una necesidad real (en el caso anterior la seguridad vial) pero sin creación de valor adicional para el país, ya que la financiación de estas actividades se detrae de los recursos de los ciudadanos. Dicho de otra forma, si tienes que pasar una ITV cada año en vez de cada dos años sin que ello mejore la seguridad de tu coche, simplemente has reducido tu salario anual en el 50% del precio de pasar ésta ITV.

 

Esta práctica está mucho más extendida de lo que parece. Los sectores de la construcción, energético, medioambiental y financiero son auténticos maestros en la materia, hasta el punto que nunca se valorara adecuadamente su contribución al empobrecimiento de muchos países. Y decimos empobrecimiento puesto que estos recursos se detraen de otras actividades productivas que sí podrían contribuir a aumentar la competitividad real de sus respectivas economías. Veamos varios ejemplos.

 

(continuará)