Politica social

Política social

 

En esta ocasión no comentamos ninguna contradicción sino justamente su contrario, un pleonasmo, o redundancia. Plantear que hay que potenciar las políticas sociales es uno de los chistes más repetidos de estos últimos tiempos. Las políticas o son sociales o no son políticas. La razón de ser de la política, su única justificación, es canalizar los impulsos e iniciativas individuales y garantizar su compatibilidad con el bien común y la primacía de los intereses del conjunto de la sociedad, y por tanto TODA la política no puede ser más que social.

 

Otra cosa es que desde la política se asuma que el libre mercado es la forma más eficiente de creación de riqueza, tal como ha venido demostrando reiteradamente el método experimental desde hace siglos, y por tanto se procuren crear desde el gobierno las condiciones óptimas para el desarrollo del espíritu empresarial y el crecimiento y expansión de las empresas. La confusión aparece no obstante cuando este mismo gobierno no se limita a crear este entorno optimo para el crecimiento económico y la creación de valor y riqueza, sino que pasa a priorizar los intereses de determinados grupos o sectores empresariales por delante del bienestar y las necesidades de los ciudadanos. Este ha sido el cáncer de la política en España de estos últimos años. Olvidando su razón de ser, por incompetencia, o deslumbrados frente al poder, o anticipando futuros favores, puertas giratorias, presiones de ex influyentes, o lo que sea, desde la política se empieza a actuar al dictado de “la casta”. Lo sucedido con los sectores financiero, energético, o de la construcción, es una losa que ahora pagan nuestros hijos, obligados a emigrar si no se resignan a aceptar un sueldo miserable para un trabajo low cost en condiciones indignas. Y los sindicatos en babia. Por desgracia, el coste de este fenómeno, las cifras que implica, deja en ridículo lo que se pierde a causa de la corrupción. La política deja de ser «social» para convertirse en un mero ejercicio de poder al servicio de determinadas minorías. Tal vez es por esto, la intuición por parte de la gente que la «política» ha dejado de ser tal, que muchos colectivos empiecen a hablar tanto de «política social» para reivindicar la necesaria regeneración de nuestra clase gobernante. Lamentablemente, en España además, constatamos que hay que hablar de «regeneración» en vez de «recuperación» de la política, ya que los hechos demuestran que aun estamos lejos de tener un estado realmente democrático y de derecho, sino que aun seguimos con unas estructuras de poder sin complejos a la hora de aplicar la ley del embudo en defensa del mantenimiento de sus privilegios.

 

Así, el debate sobre política social planteado como contraposición derechas – izquierdas, tiene mucho más de teatro que de realidad, ya que cualquier política que no se orientase a la justicia social, a la defensa de los más desfavorecidos, a garantizar la igualdad de oportunidades, etc. no seria política, en todo caso solo seria una forma de gobierno (o mejor dicho, de mando). Con ello, a menudo, lo que debería ser una legitima contraposición de visiones en relación a prioridades, o al rol de lo publico en la sociedad, se empobrece con una simplificación sobre la reivindicación de supuestas “políticas sociales”, reducido a una discusión entre dos patologías: los que favorecen a los amiguetes, por un lado, y los que -en una variante de creer que los niños los traen de Paris- creen que la sanidad, la educación, el medio ambiente, el cuidado de ancianos y discapacitados, o en general el “estado del bienestar” se pueden financiar en un entorno donde el “afán de lucro” se encuentra debidamente reprimido. Por cierto, que en esta descripción a menudo los partidos existentes se ubican justamente en lo contrario de lo que presumen…. Por favor, no hablemos más de política social. Simplemente, hablemos de POLITICA con mayúsculas, una de las actividades mas nobles y necesarias de cualquier sociedad madura y desarrollada. Lamentablemente, la cuestión seria ¿se puede hacer POLITICA con los «politicos» que tenemos?

(R 11/2017)